lunes, 21 de junio de 2010

EL DOLOR DE UNA MADRE

Y Ella impotente estaba,
viendo la injusticia realizada,

a su Hijo aquel día,
aunque San Juan la consolara,
y sus lágrimas secara,

gran tristeza la tuya, ¡Madre mía!

Aunque se atente ante Él,
sean uno o varios quienes lo intenten
,
ten por seguro sevillano,
que el Gran Poder es soberano,
y su fuerza imponente.

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